Chemtrails: de Barcelona al mundo

Los chemtrails son estelas de productos químicos que dejan algunos aviones en el aire. Tras esta definición, se complica el descubrir qué tipo de productos químicos están lanzando estos aviones, con qué intención y con qué resultados. Es una polémica mundial que viene sucediendo (que se sepa) desde mediados de los noventa. En los últimos años son más los casos que están siendo revelados a la opinión pública, y con ellos la necesidad de saber si es cierto que los gobiernos de todo el mundo están fumigando a sus ciudadanos en secreto, y, en tal caso, por qué.

¿Cómo son los chemtrails?

Los aviones comerciales, de pasajeros o militares forman una estela al cruzar los aires que desaparece progresivamente. Todos hemos sido observadores del aire de niños, y todos hemos visto cómo, conforme el avión avanzaba, su estela iba esfumándose tras él. Esta estela está formada de vapor de agua condensado. En cambio, las estelas de los aviones que arrojan productos químicos no se disuelven, al contrario: permanecen en el cielo para empezar a expandirse poco después y formar un cúmulo blanco que termina por crear una gran mancha blanca difuminada. Hay en esto gran discusión, ya que los detractores de los chemtrails afirman que las estelas normales también pueden formar nubes. Evidentemente, esta información “oficial” podría también estar manipulada, lo cual tampoco demuestra la no existencia de los chemtrails verificados empíricamente. Veamos, por ejemplo, la primera fotografía. Fue tomada en Tenerife, y lo que en ella se ve no parece ser precisamente estelas de aviones de pasajeros, como afirman los que niegan la existencia de chemtrails.

 En los cielos de Barcelona hay días en los que la actividad de estos aviones es frenética. Desde mi ventana he llegado a contar unas siete estelas fijas en menos de media hora. Si uno tiene la suerte de poder madrugar y tener tiempo libre por la mañana, puede hacer la comprobación por sí mismo: en los días en los que el cielo amanece completamente despejado y azul, no hay rastro de nubes hasta que aparece el primer avión, el segundo, el tercero… o quizás es el mismo trazando varias rutas. El resultado: dos horas después, el cielo se ha empezado a encapotar, y el día se ha vuelto opaco, con un anómalo cielo blanco o a veces gris plomizo, y ya no puede distinguirse el chemtrail de la nube normal.

Chemtrails en Cataluña: la Generalitat le quita hierro al asunto

En Cataluña cinco ayuntamientos de la comarca del Solsonès vienen pidiendo desde hace un año explicaciones a la Generalitat sobre los supuestos vuelos de unas avionetas que, en días nublados, estarían lanzando yoduro de plata, substancia química que sirve para dispersar las nubes y evitar las tormentas, lo cual en una época de sequía no tiene ningún sentido.

La Generalitat ha descartado abrir una investigación pero ha concedido responder directamente a los ayuntamientos. La preocupación entre los agricultores y la población de estas tierras ha llevado al Consell Comarcal del Solsonès y a la Unió de Pagesos a realizar varias conferencias temáticas en Solsona y Calaf, que han registrado un alto índice de asistencia. Tal y como se menciona en el artículo, años atrás ya se había utilizado abiertamente el vuelo de avionetas y el yoduro de plata para proteger los cultivos de las granizadas. ¿Por qué la Generalitat se negaría a investigar algo que cuenta con antecedentes reales en el pasado, y lo descalifica como leyenda urbana?

Tres casos contrastados:  Alemania, Reino Unido y China:

1. El destape televisivo alemán

El gobierno alemán ha sido de los primeros en admitir públicamente que los aviones militares del Ejército Federal Alemán están manipulando el clima. Con esto ha sido el primer país en aceptar estas operaciones en televisión. En este caso, el Ejército ha declarado que las estelas químicas que lanzan al aire contienen un polvo cargado de metales y polímeros, en principio con la intención de interferir señales de radar.  Según el Ejército Federal, las emisiones no son nocivas para la población y sólo están siendo lanzadas en pequeñas cantidades, si bien el meteorólogo Karsten Brandt dijo estar muy sorprendido por el tamaño de los chemtrails, que sólo puede lograrse rociando toneladas de producto.

2.  Inglaterra: rociando ántrax sobre la población

Hablando de emisiones inofensivas, recordemos el caso descubierto en el 2002 en Inglaterra, en el que el Gobierno sacó a la luz un informe donde reconocía haber estado testando productos químicos, virus y gérmenes sobre sus propios ciudadanos.

Durante la friolera de casi cuarenta años, de 1940 a 1979, se llevaron a cabo más de cien experimentos que lanzaron al aire productos químicos potencialmente peligrosos para el ser humano así como microorganismos sobre una vasta parte de la población, sin que ésta lo supiera. El objetivo era, según declaró el Gobierno después,  comprobar la vulnerabilidad de la población en caso de que Rusia se decidiera a lanzar nubes tóxicas de gérmenes mortales sobre el país.

Emularon la situación pero utilizaron lo que llamaron productos alternativos inofensivos, como por ejemplo grandes cantidades de sulfato de zinc y cadmio (el cadmio está reconocido como causante del cáncer de pulmón, y en la Segunda Guerra Mundial fue catalogado como arma química). Otro de los experimentos consistió en rociar a más de un millón de personas con diferentes bacterias, entre ellas E.Coli y el  bacili globigii, que algunas fuentes señalan como inocuos al ser humano y otras como similares al ántrax; esto no se realizó desde los cielos sino desde un barco militar anclado en la costa de Dorset, y duró siete años.  Las costas escocesas no tuvieron tanta suerte: en 1950 se estuvieron hacieno experimientos con auténtico ántrax y otros gérmenes mortales.

Un último caso espeluznante: a través de las llamadas «Pruebas de Sabotaje», el Ministerio de Defensa inglés quiso probar la vulnerabilidad de grandes edificios públicos y medios de transporte colectivos, por lo que se soltaron bacterias en el metro de Londres en hora punta, haciendo que los organismos llegaran a diseminarse hasta un radio de más de 30 kilómetros. Cerca de las zonas utilizadas para las pruebas, han habido casos múltiples de abortos «naturales» y de concepción de niños con diferentes defectos o enfermedades de nacimiento, como parálisis cerebral. Los casos son múltiples y se corresponden con los años de las fumigaciones.

Pese a todo, el Gobierno insiste en negar el peligro de estos experimentos para la salud pública, afirmando que gracias a ellos se salvarían vidas en caso de recibir un verdadero ataque bactereológico de otro país. En su momento, al personal militar se le dijo que si se les preguntaba por la naturaleza de las fumigaciones, deberían responder que se trataba de proyectos de investigación sobre el tiempo y la polución ambiental.

3. La guinda blanca: nieve en Tianatment

Si después de todo lo anterior sigue habiendo escepticismo, el caso de China, publicado en todos los medios de comunicación en su momento, elimina cualquier posibilidad de cerrar los ojos ante los chemtrails. El Gobierno aceptó (y divulgó abiertamente) haber utilizado yoduro de plata para dispersar las nubes de tormenta que amenazaban con aguar el desfile militar del pasado 30 de setiembre, la conmemoración del 60 aniversario de la fundación de la República China. Casi 20 aviones participaron en la ofensiva, que consiguió un sol brillante al día siguiente.

Poco después, el 1 de noviembre, siguiendo el mismo procedimiento provocaron la primera nevada artificial reconocida públicamente. Hacía 22 años que no nevaba sobre Beijing.  El País cubrió el caso y el tema chemtrails, sin mencionar esta palabra en ningún momento, en este artículo.  Cabe decir que el periodista se muestra en él más bien aséptico, por no decir altamente benevolente, al hablar de estas prácticas y la Geoingeniería.

¿Por qué?

El que haya aviones en el cielo haciendo esto es un hecho innegable, registrado y difundido por miles de personas en el mundo y fácilmente comprobable por cualquiera.  De hecho, ya hemos visto que varios países empiezan a sacar estas operaciones a la luz, bajo el lema de la epxerimentación militar inocua, la manipulación climática relacionada con el presunto calentamiento global  mientras otros siguen dando evasivas y negando el tema. La verdadera pregunta aquí no es el qué, que está bien puesto a la vista de todos, sino el por qué de estas acciones y cómo vamos a reaccionar ante ellas.

 ¿Por qué querrían nuestros gobiernos fumigarnos con productos químicos a diario, sin nuestro conocimiento y, por supuesto, sin nuestro consentimiento? Y, lo más importante, qué vamos a hacer frente a esto. En este país de ciegos seguiremos la pista de la relación de los chemtrails con la manipulación del clima, la salud pública, y las nuevas teorías medioambientales en próximos artículos.

De momento os dejamos con la graciosa baza que mete este meteorólogo americano en el espacio del tiempo, donde así como de pasada y sin decir en ningún momento la palabra mágica, deja caer que las nubes ya no son lo que eran, y con un ciudadano americano que nos muestra de qué forma natural nacen las nubes en los cielos de Las Vegas:

 ¡Ojo al cielo!¡Y al parche!

Seguiremos escribiendo sobre varios asuntos relacionados con los chemtrails, como el proyecto HAARP o la Geoingeniería.

ENLACES DE INTERÉS PÚBLICO:

* Web informativa en inglés : Artificial Clouds
*  La sección sobre Inglaterra ha sido extraída del siguiente artículo de The Guardian
* Blog sevillano muy completo sobre chemtrails y otros temas de interés: Chemtrail Sevilla
* Documental en inglés sobre Geoingeniería y chemtrails: California SkyWatch

Tuerta 13

3 Respuestas a “Chemtrails: de Barcelona al mundo

  1. Un tema muy interesante. Uno empieza a preguntarse muchas cosas al ver esas nubes en el cielo…

    Seguiré volviendo para leer más sobre el tema! Saludos!

  2. Pingback: Chemtrails: What in the World are They Spraying? « En el País de los Ciegos

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